El modelo de tortuga, también conocido como diagrama de tortuga, es una herramienta de la gestión de la calidad que se utiliza para visualizar los procesos e ilustrar las relaciones con el objetivo de identificar los riesgos y las oportunidades de mejora mediante el análisis. El proceso se representa como una tortuga, en la que cada parte representa un elemento del proceso. La cabeza representa la entrada y la cola la salida, mientras que las patas sirven de apoyo al proceso. Los detalles sobre los recursos materiales (¿Qué?), los indicadores clave de rendimiento (¿Cuáles?), el contenido del trabajo (¿Cómo?) y el personal implicado (¿Con quién?) se capturan mediante preguntas W. Esto permite la identificación de riesgos, que se sitúan bajo la tortuga, y el posterior desarrollo de posibles contramedidas.